Se trata de un problema de salud que puede tener graves
complicaciones, por lo que, ante la sospecha de una obstrucción intestinal, la
consulta al médico es obligada. El diagnóstico y tratamiento precoz es
indispensable.
¿Qué es?
Consiste en la detención del tránsito intestinal por gases o
heces de forma completa y persistente en algún punto del intestino delgado o
grueso. Cuando no se manifiesta de esta forma (completa y persistente), se denomina
suboclusión intestinal.
¿Cuáles son sus causas?
Son múltiples las causas que puedan desencadenar este
trastorno, pero es prevenible. Su diagnóstico y tratamiento precoces son
cruciales para disminuir el riesgo de que el paciente tenga complicaciones
graves (perforación o peritonitis) o, incluso, la muerte. Además, las razones
por las que se produce varían según la edad. Así, en neonatos o niños menores
el motivo suele ser un defecto congénito, una masa dura de contenido intestinal
(meconio), una torsión de un asa intestinal (vólvulo), el estrechamiento o la
ausencia de una parte del intestino (atresia intestinal), así como la
invaginación de un segmento de intestino dentro de otro. En los adultos, las
causas suelen ser bandas de tejido cicatricial por cirugías abdominales previas
(adherencias), hernia, inflamación, torsión del colón, retención fecal, tumores
o haber sido sometido a radiación en la zona.
Las obstrucciones intestinales pueden ocurrir en el
intestino delgado o grueso, pero es más probable que se produzcan en el primero
por enfermedad de Crohn, diverticulitis, cáncer de colon, de estómago o de
ovarios, así como por cáncer avanzado de pulmón, mama o melanoma metastático.
En los pacientes que se produce seudoobstrucción (íleo paralítico), que puede
provocar los signos y síntomas de una oclusión intestinal pero que no incluye
una oclusión física, la razón está en problemas en los músculos o nervios que
interrumpen las contracciones musculares coordinadas normales de los
intestinos, lo que disminuye o detiene el recorrido de los alimentos y líquidos
por el sistema digestivo. El íleo paralítico puede afectar a cualquier parte
del intestino debido a cirugías abdominales o pélvica, infección, uso de
determinados fármacos o trastornos de los músculos y nervios derivados de otras
enfermedades como el párkinson.
¿Cuáles son los principales síntomas?
Los signos frecuentes son: dolor abdominal, que aparece en
forma de crisis seguidas de un período de calma, inapetencia, ausencia de ganas
de beber, vómitos, malestar general, aumento del pulso y disminución de la
presión arterial, dolor en la palpación del vientre. La obstrucción completa
provoca estreñimiento grave, mientras que la parcial puede causar diarrea.
Cuando la causa del trastorno es estrangulación, el dolor se vuelve intenso y
constante y puede causar fiebre.
¿Cómo se diagnostica?
Los especialistas ante la sospecha de obstrucción intestinal
procederán al ingreso del paciente. Las pruebas son: examen médico del abdomen
mediante palpación, uso de enema opaco, radiografía o TAC. En el caso de
menores se suele recurrir a la ecografía.
¿Cuál es el tratamiento?
La terapia va a depender de la causa de la oclusión. Si es
un íleo paralítico se suele indicar terapia conservadora siempre que no sea por
estrangulación (en el que el intestino sufre un corte de riego y de circulación
de la sangre por estrangulación de los vasos sanguíneos). El tratamiento
conservador requiere una sonda gástrica que se introduce directamente en el
estómago para aspirar el contenido intestinal obstructor. El tratamiento con
fármacos puede ser ventajoso para estimular el movimiento de las paredes
intestinales y así volver a activar el motor intestinal bloqueado por el íleo
paralítico. La cirugía se practica de forma urgente cuando se produce por
estrangulación y en la oclusión del intestino grueso. En algunos casos, para
resolver la obstrucción puede ser necesario practicar una ileostomía
(procedimiento en el que un extremo de corte del intestino delgado se une
permanentemente a una abertura quirúrgica en la pared abdominal) o una
colostomía (abertura creada entre el intestino grueso y la pared abdominal).
Pautas dietéticas
Tras sufrir una obstrucción intestinal, se recomienda una
dieta de líquidos claros (caldos o gelatinas) en los primeros días.
Posteriormente se puede consumir leche, yogur, purés de pollo o batido de
frutas. Una dieta baja en residuos se utiliza para reducir el tamaño o número
de heces expulsadas, lo que puede mejorar los síntomas. Se recomienda, por
tanto, los granos refinados, frutas y verduras blandas o bien cocidas, aunque
se permite el consumo en crudo de lechuga, pepinos. Se pueden ingerir
panes refinados, carnes o pescados cocinados, pero no pasta integral. Las
verduras permitidas son: espinacas, calabaza, berenjena, zanahorias, remolacha,
patatas o espárragos. También se pueden ingerir albaricoques, plátanos, melón
dulce, sandía, nectarinas, papayas, melocotones y ciruelas. Se deben reducir
los azúcares y evitar los fritos, las salchichas, las pasas o la piña y los
picantes. Para prevenir este trastorno, cuando se sufre estreñimiento, es
importante evitar las grasas, los fritos, los picantes, beber agua en
abundancia, consumir verduras y frutas, y prescindir del alcohol y del tabaco,
además de hacer ejercicio físico.
Tomado de Alimente El Confidencial
Patricia Matey
fisiomundo
ResponderEliminarLa equipación médica no solo es instrumental, es la sinfonía que compone el cuidado óptimo. Cada herramienta es una nota que dirige el bienestar del paciente, asegurando un tratamiento preciso y humano